Precaridedad profesional

 

 

 

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Diario de un sustituto en Andalucía

LUNES, 8:15
Estoy completamente dormida. cogí el sueño sobre las 4:00 de la mañana sin poder pegar ojo. Llevo 3 semanas sin trabajar y he cambiado totalmente el ciclo de sueño. De pronto suena el móvil. Está bajo la almohada porque vivo completamente pegada a él. Es el distrito, me llaman para acudir, inmediatamente, a cubrir a un compañero, solamente ese día. Eso sí, debo pasar antes por allí para firmar el contrato y darme de alta en Diraya. Pregunto a qué hora empieza la consulta y me dice que a las 8:00 ¿ Cómo quieres que vaya antes al distrito, si los pacientes me están esperando? Y me contestan que eso no es problema mío. Tras varios intentos frustrados para buscar aparcamiento por la zona, firmo y me dirijo a mi puesto de trabajo. Voy 2 horas tarde, y en taxi, porque el aparcamiento es también un bien preciado allí y no me puedo permitir el lujo de perder más tiempo. Cuando por fin llego, soporto estoicamente las críticas del director del centro de salud por mi tardanza ( como si yo tuviera la culpa ) y me notifica que, realmente, han faltado dos médicos, pero sólo me han contratado a mí ( no entiendo por qué, ya que la lista de sustitutos en paro es larguísima ). Debo pasar ambas consultas, programa de embarazo, consulta no demorable y cubrir los posibles avisos. " Y rápido que hay un compañero que te está haciendo el favor de ver a los pacientes por llegar tarde" . No, si al final le voy a tener que dar las gracias. Y, en esta situación de frustración, sólo me quedan dos salidas. O acato las órdenes o protesto, cojo mi maletín y me vuelvo a casa a seguir en paro y rezando porque no tomen represalias contra mí y no me llamen en una buena temporada.        ¿ Qué hago ?, pienso en una fracción de segundos. Tengo que trabajar porque la letra de la hipoteca no entiende de orgullo propio y justicia y si no pago la luz, me la cortan como a cualquiera; así que, opto por la primera opción. Afortunadamente los pacientes son comprensibles y me compadecen cuando les cuento mis peripecias del día. Pero ellos salen contentos porque han conseguido lo que querían, alguien les ha atendido, a pesar de todo, de forma correcta y van a sus casas a seguir sus vidas. ¿ Y yo ? me quedo con la sensación de haber perdido la mía por un sueño inexistente. Estudié Medicina por vocación en el seno de una familia de clase media-baja gracias a las becas. Es la carrera universitaria más larga, 6 años, y cuando cursaba quinto curso, nos encontramos con la sorpresa que el Estado nos obligaba a realizar la especialidad vía MIR para poder ejercer. Eso suponía que mis seis años, sin repetir ningún curso, no servían para nada. Tenía que prepararme un examen sin temario específico ( incluía toda la Medicina conocida ) que ofertaba un número de plazas claramente insuficiente para todos los que optábamos cada año. Concretamente, en el año en que aprobé, eran 3.000 plazas para 15.000 aspirantes. Tres años después de terminar la carrera conseguí lo que quería, ser médico de Primaria. 3 años más de residencia para formarme y...a la calle, a mendigar trabajo, a destajo, por un sueldo recortado al máximo y, lo que es peor, sin la gratificación personal de realizar un trabajo de calidad, que era realmente mi sueño. Si algún día me puedo permitir el lujo de tener hijos tengo muy claro que no estudiarán la profesión de su madre.
 
1 DE JULIO
Comienzan las sustituciones de verano. ¡ Dios, cógeme confesada ! Tengo por delante 3 meses de trabajo ininterrumpido y, como los heladeros, hay que aprovecharlo para poder tirar el resto del año, pero no me dejan de temblar las piernas. Van a ser tres meses de trabajos forzados cual condena, porque estamos en verano y, como en las rebajas, vayanse 2 ó 3 de vacaciones que sólo trabajará uno. Acabo de hablar con una compañera a la que han contratado por un mes y medio. ¿ Por qué tengo que doblar yo los 3 meses si hay sustitutos en paro? ¿ No comprenden que termino agotada y que el cansancio se acumula día a día ? Hay momentos en que no escucho las demandas de los pacientes y, avergonzada, les pido que me repitan la pregunta. ¿ Es que a los de arriba no les importa si realizo bien mi trabajo ? Primaria no es sólo recetas, partes de baja y algún resfriado. Algunos de "esos" resfriados son neumonías, no todos los dolores torácicos son musculares ni todos los dolores de cabeza son jaquecas y yo estoy allí para diagnosticar, tratar y derivar lo que sea preciso en el momento preciso. ¿ Cómo pretenden que haga eso si me han citado en el mismo día a 80 pacientes cada 3 minutos, luego hacer avisos a la calle, guardia en un pueblo cercano y, a la mañana siguiente de nuevo ver a otros 80 números sin haber pegado ojo en toda la noche ? No puedo más, he pensado dejar esto y dedicarme a otra cosa, pero desgraciadamente, tengo 34 años, sin ninguna experiencia en cualquier otra materia y ya no me quiere nadie. No tengo más remedio que seguir en esta locura y mantener la cabeza despejada para no cometer errores. Hoy mismo comienzo el tratamiento con un antidepresivo, ¡la suerte está echada! 
     
DICIEMBRE
Bueno, ya están aquí las Navidades, " qué alegría " . Esto es peor que el verano porque se condensa el mismo trabajo en 15 días. Seguro que otra vez me toca guardia el 24 y 31 de diciembre como siempre, así que iré allanando el terreno; este es el quinto año que no habrá cena familiar ni fiesta de fin de año, no sé si mi familia me lo va a perdonar.  Y otro año más que pasa sin convocar oposiciones, aunque, bien mirado, cuando veo a mis compañeros médicos con plaza fija tampoco es que estén muy contentos. Aquí la Administración sabe qué tuercas hay que apretar a cada uno. Yo cada día comprendo menos las cosas; si mis compañeros están saturados, la solución pasa por aumentar el número de médicos ¿no?. No se puede estar todo el día prometiendo cosas sin poner los medios necesarios para hacerlo con rigor y seriedad y ahí que estamos, lavando la cara al SAS para que los usuarios no lo noten demasiado.
Acabo de hablar con una compañera de la facultad. Hacía muchos años que no la veía y con razón. Ella decidió irse a Portugal a trabajar y está muy contenta. Tras pasar el escollo del idioma, puede presumir de realizar su trabajo con comodidad, con calidad y bien mirada y, por si fuera poco, le pagan como Dios manda. Al poco tiempo consiguió una interinidad y ya es fija. Tiene su casa, su familia y la única pena que tiene es no estar en su país, aunque reconoce que hay tantos compañeros andaluces que no lo nota tanto. ¿Pero Portugal no es económicamente inferior a España? ¿ Si ellos pueden hacerlo, por qué nosotros no ? Pero sí que anuncian a bombo y platillo que van a traer médicos de otros países. Señores, que yo estoy en paro, y como yo varios cientos de médicos andaluces más.¿ Sabeis lo que os digo ?. Voy a hacer las maletas y me largo a Portugal. Si mi tierra no me quiere, otros me esperan con los brazos abiertos y valorando mi preparación excelente que, paradójicamente, aquí me han dado. Nos vemos cuando vuelva en mis, por fin, logradas vacaciones.

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Ser Médico joven en Andalucía

Hace 15 años, cuando empezábamos algunos en esta profesión, pasamos por situaciones lamentables, como ser MIR después de mucho esfuerzo a cambio de 100.000 de las antiguas pesetas trabajando 65-70 horas semanales, pagándonos la hora de guardia a 300 pesetas cuando una empleada de hogar cobraba 700.
Después vino el desempleo y el ir de aquí para allá. Al menos entonces te contrataban para hacer sólo el trabajo de un compañero y mientras durara su ausencia.
Han pasado los años y la situación en vez de mejorar ha empeorado.
El salario del MIR sigue siendo miserable, cualquier licenciado de las administraciones públicas cobra más, y el precio de la hora de guardia ni te cuento. Pero el auténtico calvario comienza después.
Contratos que parecen los “ojos del Guadiana”, ya que aparecen los lunes y desaparecen los viernes, y todo para ahorrarse pagar el merecido descanso del fin de semana.
Contratos 1 por 2 ó por 3, ya que como los médicos no estamos sobrecargados se pueden permitir que uno haga el trabajo de varios, total “son jóvenes y aguantan” me dijo un día un gestor. 80, 100 y hasta 120 citas en una jornada de trabajo, con avisos y urgencias si tienes mala suerte. Y si te descuidas un compañero “bienintencionado” te recomienda que quites las sillas de la consulta para ir más rápido.
¿Y qué decir de los contratos “basura”? Esos que te dan de alta en la SS sólo el día que haces la guardia, te pagan por horas y no tienes derecho a nada, ni vacaciones, ni baja laboral ni cualquier logro que tiene cualquier otro trabajador desde el siglo XIX
¿Cómo se siente uno así?: Explotado, indignado, harto, despreciado y engañado. Engañado porque nadie te dijo que terminarías así, que tu profesión y tu persona iban a sufrir tamaño menosprecio. Y harto, muy harto, porque se puede asumir “cierta” precariedad cuando uno empieza pero no durante años, sólo ha habido una OPE resuelta en los últimos 15 años, los titulares más jóvenes rondan los 40 años y detrás los “jóvenes”, en la treintena larga.
¿Y si tienes familia? Tienes que hacer malabares para llegar a fin de mes.
¿Y si eres mujer, situación mayoritaria entre las nuevas generaciones? Pues es el caos. Intenta compaginar la precariedad con el cuidado de los hijos y verás el resultado: paga guardería, la empleada de hogar para cuando están enfermos o de vacaciones… y eso te cubre si trabajas en horario normal, porque si tienes guardias…
¿Y si los dos en la pareja son médicos? Al menos pueden llorar uno en el hombro del otro, pero quizás decidan no tener hijos por ahora… ¿y cuándo los tendrán?
En Málaga los compañeros han decidido movilizarse: manifiestos, medios de comunicación, concentraciones…Eso es mejor que cruzarse de brazos y asistir al propio deterioro. O eso, o hacer la maleta.

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