Sofismas de hoy

Esta sección le ofrece revisiones sobre "verdades incuestionables", tópicos y
creencias erróneas sobre las que se apoyan muchos comportamientos y
decisiones trascendentes de nuestro sistema de salud.
 El despilfarro del gasto farmacéutico español es sobresaliente. ¿Seguro?.
Juan Simó
“Es una estulticia hablar de despilfarro farmacéutico español apoyándose en su cuantía elevada como parte del gasto sanitario total, del público o del PIB”
Durante el último cuarto de siglo, España gasta en sanidad pública por debajo de la media europea y por debajo de su propio nivel de renta. Sin embargo, esta realidad debe ser matizada; nuestro gasto hospitalario público, como esfuerzo sobre el PIB, es “europeo” en el sentido de que el gasto per cápita se acerca a la media europea. Sin embargo, nuestro gasto hospitalario privado es uno de los más bajos del mundo desarrollado y muy inferior a nuestro nivel de renta. En cuanto al gasto ambulatorio público, éste es también muy inferior al promedio europeo y muy inferior al que nos correspondería por renta. Sin embargo, nuestro gasto ambulatorio privado per cápita es de los más altos del mundo desarrollado y muy superior a nuestro nivel de renta. En otras palabras, es la Atención primaria la que sufre fundamentalmente la infrapresupuestación relativa de España en sanidad pública respecto a Europa.
Esta situación tiene consecuencias en la valoración que algunos hacen del peso presupuestario que supone en España el gasto farmacéutico respecto al gasto sanitario total. Así, desde 1995, nuestro gasto farmacéutico público (no el gasto farmacéutico total) per cápita supera el promedio europeo, algo que está directamente relacionado con que, precisamente desde entonces, los españoles nos situemos entre los europeos que menos participamos de forma directa (copago) en la financiación de la factura farmacéutica pública (si nuestro copago farmacéutico volviera a los niveles de los primeros años 80 nuestro gasto farmacéutico público no destacaría sobre la media europea). Por otro lado, si el gasto ambulatorio público español estuviera tan cerca de Europa como lo está el gasto hospitalario, la posición relativa que ocuparía el gasto farmacéutico público no destacaría sobre la media europea.
 
El gasto farmacéutico se comporta económicamente, entre los países europeos de la OCDE, como un bien de primera necesidad, por lo que los países relativamente más pobres del grupo destinan una mayor parte de su riqueza (PIB) y de su gasto sanitario total y público a medicamentos. Para converger con Europa en inversión sanitaria pública es imprescindible aumentar la parte del presupuesto destinada a primaria, mantener la hospitalaria y valorar la aplicación de un mayor (por más amplio) copago farmacéutico.
 
¿Gasta España en sanidad pública según su nivel de renta?
Comparados con la Europa desarrollada llevamos, al menos, más de un cuarto de siglo gastando en sanidad pública entre 7 y 16 puntos por debajo de lo que nos hubiera permitido nuestra renta. Por ejemplo: según la OCDE, en 2002, nuestra renta per cápita alcanzó el 78% del promedio de la Unión Europea (UE-15) pero nuestro gasto sanitario público llegó al 67% de la media. Respecto a la Europa comunitaria, ese año gastamos en sanidad pública 11 puntos por debajo de nuestra renta. Respecto al grupo de los 22 países europeos de la OCDE la diferencia fue de 13 puntos.
 
Ese déficit presupuestario respecto a Europa, ¿lo sufre por igual todo nuestro sistema sanitario público?
No. Nuestro gasto hospitalario público como parte del PIB es “europeo” y per cápita se ajusta a nuestra renta desde 1995. Sin embargo, nuestro gasto ambulatorio público como parte del PIB es muy inferior al promedio europeo y muy inferior al que nos correspondería por renta desde hace más de 20 años.
 
¿Y qué pasa con nuestro gasto farmacéutico?
El gasto farmacéutico total (público más privado) per cápita siempre se ha encontrado algo por debajo de la media europea alcanzándola a mediados los 90. Desde entonces se ha mantenido en esa media.

Entonces, ¿por qué se habla de “despilfarro farmacéutico español?
No hay base científica para hablar así. Nuestro gasto farmacéutico público per cápita supera el promedio europeo desde mediados los 90, no así el total (como hemos visto, situado en la media). Este sobregasto público español en fármacos en términos per cápita se explica, fundamentalmente, por el escaso copago español (parte del gasto farmacéutico público financiada directamente por el bolsillo de los pacientes) comparado con el de los países europeos. Desde mediados los 90, los españoles nos situamos entre los europeos que menos participamos de forma directa (copago) en la financiación de la factura farmacéutica pública: desde 1980 a 2004, la parte del gasto farmacéutico público asumido por los pacientes ha descendido desde un 20% hasta un 6%, sustancialmente por debajo del promedio europeo.
 
Entonces, ¿es o no es verdad que España tiene un excesivo gasto farmacéutico?
El mito del “excesivo gasto farmacéutico español” (sostenido por el hecho de que se trata de una partida que representa una proporción mayor que la de otros países de nuestro entorno cuando se expresa como parte del gasto sanitario) ha aglutinado muchos adeptos. Existe, no obstante, una explicación alternativa al “exceso”: el fármaco parece se comporta entre los países europeos como bien de primera necesidad al contrario que el gasto sanitario no farmacéutico que se aproxima más al comportamiento de un bien de lujo. Así, cuando el gasto farmacéutico se expresa como proporción del total sanitario, o del PIB, a España le ocurre lo que a los países menos ricos de Europa, que tienen un gasto farmacéutico más alto como proporción del gasto total sanitario o del PIB, a pesar de tener, en su mayoría, un gasto farmacéutico per cápita inferior al de los países más ricos. En este grupo de países, relativamente más pobres, también ocurre que el gasto farmacéutico público como parte del GSP, o del PIB, es mayor que el mostrado por los países más ricos.
 
Entonces, ¿qué razones explican que nuestro gasto farmacéutico represente una parte tan importante dentro del gasto sanitario público, mayor de la que representa en otros países de nuestro entorno?.
En primer lugar por lo ya comentado: nuestro copago es muy inferior al promedio europeo. Si volviéramos a los niveles de copago de los primeros años 80, nuestro gasto farmacéutico público per cápita no destacaría sobre la media europea. Por otro lado, el gasto farmacéutico se comporta entre los 22 países europeos de la OCDE como un bien de primera necesidad. Significa ello que los países relativamente más pobres del grupo destinan una mayor parte de su riqueza (PIB) y de su gasto sanitario total y público a medicamentos. Ya hemos visto como nuestro gasto sanitario público per cápita es bastante inferior al promedio europeo y a lo que nos correspondería por renta. Sin embargo, eso no ocurre con el farmacéutico público. Por lo tanto, la parte infrapresupuestada respecto a Europa de nuestra sanidad es la parte no farmacéutica, especialmente el gasto ambulatorio público. A la postre, comparados con Europa, gastamos proporcionalmente “mucho” en fármacos por que gastamos “poco” en el resto (especialmente en atención primaria); y nuestro gasto farmacéutico público supera la media europea por que nuestro copago es muy inferior al europeo.
 
¿Cuál será la tendencia en gasto farmacéutico público durante los próximos años?.
Desde 1997, nuestro gasto farmacéutico público converge con la Europa de la OCDE. En sus tres formas de expresión (como parte del PIB, como parte del sanitario público y también per cápita) nuestro gasto farmacéutico se aproxima a los promedios europeos desde 1997, coincidiendo con el incremento, respecto a Europa, de nuestros gastos públicos per cápita hospitalario (en 1997) y ambulatorio (en 1998). Es una evolución hasta cierto punto “natural”: a medida que nos aproximemos a Europa incrementando nuestro gasto sanitario público no farmacéutico también convergeremos en el farmacéutico, especialmente cuando éste se expresa como parte del PIB o del sanitario.
 
Entonces, ¿convergeremos con Europa en gasto sanitario?
Se trata de una decisión política. Hasta ahora el diagnóstico ha sido equivocado (y por tanto las diferentes terapias): no es que “gastemos demasiado” en medicamentos sino que “gastamos demasiado poco” en atención primaria y “tenemos demasiado poco” copago farmacéutico; todo ello, naturalmente, en relación con Europa. Por lo tanto, para converger con Europa en inversión sanitaria pública es imprescindible aumentar la parte del presupuesto destinada a nuestra atención primaria, mantener la parte hospitalaria y valorar la aplicación de un mayor (por más amplio) copago farmacéutico. De esta manera, los diferentes sectores de nuestro gasto sanitario público podrían converger con Europa en sus expresiones per cápita ajustadas a nuestra renta y también en gastos porcentuales (como parte del PIB y del gasto sanitario público).

      

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